¿Se pueden prevenir las enfermedades mentales con una dieta saludable?

Más allá del concepto general e indiscutible de que una dieta equilibrada en las proporciones de macronutrientes y suficientemente variada, ayuda a mantener la salud, hay mucho interés en las intervenciones nutricionales dirigidas a prevenir enfermedades mentales y físicas. La ingesta de productos químicos durante períodos prolongados por personas sanas para prevenir enfermedades se denomina  quimioprevención.

Las intervenciones de quimioprevención, en este caso, más correctamente que la  farmacoprevención, son la administración de aspirina en dosis bajas  a sujetos con riesgo de enfermedad cardiovascular y la administración de tamoxifeno a mujeres que tienen un riesgo muy alto de desarrollar cáncer de mama. La idea de prevenir enfermedades comiendo en lugar de tragar una pastilla es muy atractiva y ha impulsado el surgimiento de varias líneas de investigación.

Para llevar a cabo este tipo de intervenciones se necesitan dos cosas. Es necesario saber cómo actúa una determinada sustancia sobre los procesos biológicos  contrarrestando la aparición de la enfermedad y la  cantidad de sustancia activa ingerida con la dieta debe ser suficiente para que sea eficaz. Este segundo punto no es despreciable porque, si es cierto que algunos alimentos contienen sustancias beneficiosas, también es cierto que, si la ración habitual de ese alimento es muy pequeña, se toman cantidades ínfimas.

Para superar este problema, en algunos casos se utilizan  alimentos enriquecidos, es decir, alimentos que en sí mismos no contienen, o contienen solo en cantidades mínimas, la sustancia útil (generalmente un mineral o una vitamina), a la que ella sustancia fue añadida por la industria alimentaria.

¿Cómo puede la comida hacernos más saludables o más enfermos?

Por ejemplo, la sal yodada es una sal a la que se le ha añadido yodo y que ayuda a evitar una deficiencia y prevenir  la enfermedad de la tiroides. Otro ejemplo es el de los cereales para el desayuno, enriquecidos con ácido fólico y otras vitaminas. En cuanto a la nutrición natural, sin alimentos enriquecidos, el interés se dirige principalmente a los compuestos fitoquímicos, sustancias biológicamente activas presentes en los alimentos de origen vegetal.

Algunos estudios al respecto son prometedores, pero no debe olvidar que entran en juego muchos factores, entre ellos la calidad de los alimentos (métodos de cultivo, tratamientos, etc.) que influyen en el contenido del principio activo, la capacidad del organismo para absorber y utilizar el ingrediente activo y las respuestas individuales. Tomar ciertos fitoquímicos puede tener un efecto beneficioso, sin embargo, nadie puede garantizar al 100% que un determinado alimento pueda prevenir una enfermedad en un individuo.

10 alimentos que ayudan a la salud mental cuando están crudos

En cuanto a la nutrición, muchas veces las pautas o consejos de dietistas y nutricionistas se refieren a las cantidades de alimentos que sería preferible ingerir. Sin embargo, la forma en que se preparan los alimentos también es importante, ya que la cocción, además de cambiar el sabor y la textura, a menudo tiende a alterar el perfil nutricional de los alimentos.

Las vitaminas, por ejemplo, no son muy estables cuando se exponen a determinadas condiciones y, junto con las sales minerales, tienden a perderse en el líquido de cocción durante la operación de hervido si este se prolonga demasiado, con demasiada agua o si se corta el comida demasiado fina. Por ejemplo, la plancha dispersa hasta un 15% del agua de cocción, mientras que la cocción al vapor limita las pérdidas al 10%.

Sin embargo, muchas de estas sustancias son muy útiles para el buen funcionamiento del organismo, como la vitamina C y los carotenoides que son antioxidantes, es decir, ayudan al organismo frente al estrés oxidativo responsable de enfermedades neurodegenerativas, trastornos inflamatorios crónicos, algunos tipos de tumor y también la depresión.

Aparte del bienestar físico, las vitaminas hidrosolubles (vitamina C y grupo B) contribuyen al buen funcionamiento cognitivo y emocional de las personas.

Para profundizar en este tema, se han realizado investigaciones para comparar cómo la salud mental se ve afectada por la ingestión de frutas y verduras crudas o cocidas (o procesadas como congeladas) en las que han participado más de 422 personas de entre 18 y 25 años tanto en Nueva Zelanda como en Estados Unidos.

Los resultados de la investigación fueron muy interesantes: la presencia de grandes cantidades de frutas y verduras crudas en la dieta se relacionó con: menos síntomas depresivos, mejor estado de ánimo, altos niveles de satisfacción con la vida y realización personal. En cuanto a la ingesta de verduras y frutas cocidas, solo se observaron asociaciones con un aumento del estado de ánimo positivo.

La investigación también brindó la posibilidad de identificar los 10 alimentos que se consumen crudos ayudan a la salud mental: frutas, manzanas, plátanos, cítricos, bayas y kiwis; entre las verduras, zanahorias, pepinos, lechugas y verduras de hoja verde como la espinaca.

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